lunes, 24 de enero de 2011

Inestabilidad blanca



Acabada la primera vuelta del campeonato liguero, se puede considerar al Real Madrid como la personificación del conocido (y sí, tiro de topicazo) “mañana será otro día, pero muy parecido a hoy". La vuelta de Florentino Pérez a la “Casa Blanca” y su multimillonario proyecto deportivo devolvió la ilusión a la capital madrileña hace apenas año y medio atrás. Sin embargo, después del desembolso de 400 millones de euros en fichajes estelares, de la llegada del recién nombrado mejor entrenador del mundo y de un récord de puntos en liga jamás logrado por un equipo de la meseta, la pelota sigue sin querer entrar en la portería. Y es que el Real Madrid se ha convertido en tema de actualidad diaria (si ya lo ha sido siempre) en la mayoría de los diarios de tirada nacional desde la llegada de Jose Mourinho y su séquito deportivo, y no precisamente por su buen juego o por los resultados cosechados. Aquel que fue contratado para manejar el timón blanco y evitar el iceberg que parece aproximarse tras dos años de sequía, no logra dar con la tecla para activar el programa de éxitos y brillantez que prometió el presidente tras su regreso al Santiago Bernabéu. El madridismo siente que está viviendo un dejà vu y ya desde el inicio de temporada se vienen diagnosticando los problemas de un club que cojea de la misma pierna todos los años (y ya van...).

En el fútbol se puede comparar la vida de cualquier club con la de una empresa. La posición en el mercado, la calidad del producto y los resultados numéricos dependen en gran medida de la relación entre director, empresarios y subordinados. Asimismo, una entidad futbolística obedece al círculo vicioso entrenador-director deportivo-presidente, concepto fundamental para lograr la base de la estabilidad, y que parece que olvidaron enseñar en las aulas del colegio madridista. Y eso que de negocios Florentino sabe poco. La situación hoy en día no podía ser más contraproducente: entrenador y gestor deportivo con puñal en mano y un presidente que mira hacia otro lado a la hora de decidir en favor de uno u otro; continuas declaraciones en prensa sobre arbitrajes perjudiciales, provocaciones a técnicos rivales, fichajes que nunca llegarán y rumores, mal ambiente y crispación dentro del vestuario. En qué hora te destituyeron, Don Vicente.

Si la primera mitad ha sido gris, la segunda pinta más oscura si no cambia la estrategia y el banquillo comienza a funcionar. A partir de ahora el pitido del árbitro pondrá en juego algo más que tres puntos en cada partido o pasar a la siguiente fase de una competición; el prestigio del club más importante del siglo XX y la imagen de cara a los aficionados del fútbol y sobre todo, seguidores de corazón blanco tendrá un extra de valoración en tiempos de crisis donde cualquier tiro al larguero puede ser una señal de aproximación a lo que un día fue. Si la situación no ha mejorado tras finalizar los noventa minutos, siempre quedará Pellegrini para cargarle con la culpa.

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